Veinticinco niños saharauis han sido recibidos hoy en el Ayuntamiento de Cuenca como parte de una iniciativa que consiste en que familias españolas acojan durante tres meses a estos niños en sus casas. Este tema ha provocado cierto debate en la redacción sobre si realmente es bueno para los chavales venir aquí y ver todas las comodidades y ventajas del mundo occidental, ya que pasados los tres meses, tienen que volver a la dura realidad y su estancia aquí ha acrecentado su ilusión por lo que disfrutamos los afortunados. ¿Es posible que veamos a alguno de estos crios entrando a España en una patera dentro de unos años? No lo sé, pero si se que cuando ves como se iluminan sus caritas sólo cuando les regalas una gorra y un bolígrafo, esto me hace pensar que merecen ser felices, aunque sólo sea por un tiempo. Al margen de la situación política del Sahara, los niños tienen derecho a saber que existe un mundo mejor y que deben luchar para conseguir allí lo que hay aquí. ¿lo conseguiran algún día? Espero y deseo que sí porque, más allá de la compasión y la solidaridad, los niños pueden concienciarse de que también ellos tienen derecho a una vida mejor y deben hacer valer ese derecho aquí o en cualquier otra pate del mundo.